Llorar de alegría, llorar de pena… lágrimas que corren e inundan nuestros ojos.
Las lágrimas están presentes durante todo el día en nuestros ojos.
Son necesarias para limpiar y mantener el ojo hidratado.
Las funciones principales de las lágrimas son:
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Oxigenar el globo ocular. Mediante el parpadeo se distribuye el oxígeno por todo el ojo.
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Genera una capa sobre el ojo que lo mantiene hidratado.
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Su composición se basa en lisozima y gammaglobulina. Estas sustancias hacen que el ojo esté protegido frente a las bacterias.
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Protegen al ojo de parte de los rayos solares.
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Ayudan a humectar las fosas nasales. Por eso también cuando nos resfriamos y aumenta el lagrimeo a la par.
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Ayudan a arrastrar pequeños ciscos, las propias pestañas que a veces caen dentro del ojo.
Si el líquido de la lágrima se altera puede afectar a nuestra agudeza visual. El exceso de proteínas, por ejemplo, hace que las lentillas se ensucien en exceso y nuestra vista se enturbie. Una posible solución a este problema es el uso de lentillas desechables diarias.
Otra solución es la limpieza enzimática de las lentillas. Este tipo de limpieza elimina los depósitos de proteínas y de lípidos de la superficie de las lentillas.
Si ves que tu ojo se seca más de la cuenta siempre puedes recurrir a las conocidas como lágrimas artificiales.
En óptica La Rosa podemos ayudarte a elegir tus lentillas y los líquidos apropiados para ellas y tu tipo de ojo.
Si tus lágrimas cambian, tu ojo está más seco o lagrimea en exceso, acude a un oftalmógo para descartar alguna patología.